viernes, 26 de junio de 2009

Construcciones mediáticas de la percepción de in-seguridad



“Los medios viven de los miedos, que los explotan morbosa, obscenamente, agravando la desinstitucionalización de la violencia y colaborando en la expansión del sentimiento de impotencia hacia la acción colectiva y el repliegue del individuo sobre el territorio domestico y sobre sí mismo” (Barbero, 2003)
El problema de la in-seguridad se transforma en un problema de percepción de in-seguridad cuando accedemos a la violencia desde la comodidad de nuestro espacio privado, en este lugar es donde sentimos afectada nuestra seguridad, nuestra confianza ya que la amenaza se vuelve individual, se crean múltiples asociaciones violencia –espacio publico, recurrencia mediática – violencia cotidiana, hechos delictivos – sectores pobres marginales de la población; le damos una dimensión, un rostro y hasta una nacionalidad al problema de la in-seguridad.
El carácter performatico de los medios masivos de comunicación (que aparentan describir la realidad cuando en cierta medida la generan), están consolidando un imaginario por medio de la repetición, la inexactitud, la exageración, y en general por la superficialidad y fragmentación con la que tratan un tema fuera de una agenda de política pública.
Preguntarnos ¿Cómo se construyen imaginarios a través de los medios de comunicación? Puede ayudarnos a explicar una de las razones que ponen en marcha los fenómenos visuales, prácticas y representaciones de miedo, antes detalladas.
Habrá que tomar en cuenta el nivel de incidencia que tienen los medios de comunicación, en especial la televisión, y los noticieros específicamente sobre los imaginarios colectivos. Para lo que cito algunos datos publicados en la revista URVIO (Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana) que nos da una idea de la relación medios / imaginarios / in-seguridad en el contexto ecuatoriano.
Imaginario e incidencia mediática
El imaginario colectivo es un conjunto de visiones y representaciones que permiten una forma particular de concebirse y de pensarse como grupo social. Son representaciones que articulan una continuidad de la comunidad, tal como lo entiende José Mª Perceval (1995). En este sentido una sociedad construye sus imaginarios sobre su propia imagen predeterminando el comportamiento social y organizando la experiencia de la vida social desde la vida cotidiana.
El imaginario es un dialogo entre lo que consideramos “real” y lo “imaginario”. Los conocimientos adquiridos en el mundo concreto, el conjunto de creencias sociales y personales, los juicios, opiniones y emociones que desde aquí se desprenden, dan forma a lo que consideramos como “real”. Y por otro lado lo “imaginario” es constituido por un procesamiento de información del cual se alimenta una memoria de experiencia personal y una memoria colectiva, esta ultima como una mirada histórica de un pasado más o menos común.
Entendiendo esto, podemos hacernos una idea de cómo la incidencia de los medios de comunicación “omnipresentes” en nuestra cotidianidad tienen el poder de diseñar las nociones que hacemos sobre el mundo; nuestra opinión y la opinión publica necesita de material informativo que a su vez se convierte en un circulante oral en la colectividad y es en este momento donde la información se tamiza de forma critica o se interioriza sin mayor análisis.
El fenómeno de la in-seguridad es tanto un hecho real como imaginario, sin embargo el bombardeo mediático se enfoca en la creación de una “amenaza latente” de un peligro imaginario común. En este sentido, el grado de persuasión que logran los medios de comunicación adquiere su mayor efectividad -lógicamente- si son consecuentes en algún grado con los intereses de las mayorías. Haciendo una analogía con el caso estudiado por Martín Barbero sobre nacionalismos populistas (Barbero, 2003), puedo traducir: que el papel decisivo que juegan los medios de comunicación se basa en su capacidad de mediar entre la posición política del discurso de in-seguridad y las demandas básicas de la sociedad sobre esta problemática . La mediación, entonces, permite transmutar la idea política institucionalizada de in-seguridad (con todas sus agendas e intereses implícitos) a un anhelo de vivencia, a una idea y sentimiento de lo que significa estar seguro.
Los resultados o mejor dicho uno de los resultados de la relación medios / imaginarios / in-seguridad, es la individualización de un problema de política publica; esta relación transforma las carencias y los miedos de los ciudadanos en ansiedad por seguridad personal y deseos consumistas.
En esta relación entre imaginario colectivo y medios de comunicación podemos hallar la correspondencia con las múltiples representaciones de miedo: tanto como transformaciones de espacio y arquitectura urbana, como construcciones mediáticas de otredad.

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